Accesando «La Nada»

¿Cuándo fue la última vez que te tomaste el tiempo para hacer «nada»?

Hacer nada es una de las actividades más interesantes qué existen pues el simple hecho de tratar de «hacer nada» es estar haciendo algo en sí mismo.

Hacer «nada» no significa tirarse en el sofá a ver la tele sin activar el pensamiento, ni tratar de dormir horas extras, a veces, para evitar estar consciente y con uno mismo, tampoco es meditar para dejar ir pensamientos y poner la mente en blanco.

Hacer «nada» no significa salir a caminar con un rumbo pre-establecido ni en un tiempo predeterminado.

Hacer «nada» es algo mucho más profundo y escurridizo que pocas son las personas que lo entienden, más pocas las que lo practican y todavía menos aquellas que logran accesar ese espacio mágico «de la nada» donde se encuentra todo al mismo tiempo y donde la mágia ocurre.

Es en esos momentos,  cuando uno se encuentra en la «nada» que se une con todo y siente lo maravilloso que es estar vivo y lo increíble que es simplemente «ser». Es un momento de desapego a los problemas, desapego a las condiciones personales de salud o enfermedad, desapego a lo material. Esto no quiere decir que no haya un lugar para ello pero cuando se entra a la «nada» uno encuentra «todo» y por ello estas condiciones personales pierden «importancia» en relación al «todo» y se vuelven muy pequeñitas, hasta cierto punto insignificantes.  Es imposible tratar de describirlo con palabras.

Una metáfora sería el darse cuenta de los problemas personales y qué importantes son para nosotros. Luego ampliar el panorama y ver que tal vez no son tan importantes cuando uno los ve desde el punto de vista de los amigos y  familia o compañeros del trabajo. Y tal vez todavía menor cuando uno se enfoca en la comunidad. Luego cuando uno ve los problemas de la ciudad en que vive, el estado, el país, el continente, y llega uno a ver los problemas mundiales o del universo. En ese momento uno se da cuenta de qué tan «grandes» son nuestros problemas comparado con todo lo que pasa en el mundo. Esto no quiere decir que no sean importantes para nosotros pero al enfocarnos en todo lo que está pasando, nuestros problemas ocupan una pequeñísima parte de la lista mundial. Algo similar ocurre cuando uno entra en el espacio de la «nada» donde tiene uno acceso al «todo». Ahí uno puede simplemente dejarlos ir.

Tal vez, este espacio, es otra dimensión, o incluye  lo que algunas personas llaman «vivir en el momento» pero, desafortunadamente, muchas veces, la frase «vivir en el momento» pierde su significado real y su profundidad e importancia por no entender realmente el cómo o el porqué.

Te invitamos a la «nada» y a continuación se presenta un gran ejercicio para llegar ahí.

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(Si no puedes leer el ejercicio es porqué el ejercicio es que no hay ejercicio de lo contrario estarías haciendo el ejercicio y no «haciendo nada»).

Lo que si puedo compartir son algunos tips. Simplemente dedica unos momentos a estar en silencio, acostado de preferencia sintiendo el cuerpo cómo contacta al piso, y luego simplemente alejando tu atención hacia el espacio del corazón para después dejar ir todo. Con el tiempo se logra entrar por breves momentos a este espacio de la «nada». Llegará el momento en que lo difícil será regresar. Es ahí cuando sabes que has logrado entrar en este espacio mágico de transformación y aprendizaje «la nada». Nos vemos ahí.

Acerca de El Bernie

Hace unos años una “desviación” en el camino de la vida los llevó (a su esposa Klau y a él) a investigar un laberinto de opciones fantásticas, interactuando y aprendiendo de curanderos, sanadores, chamanes, “maestros”, libros, videos y, sobre todo, de ellos mismos enseñanzas increíbles que, seguramente al escucharlas, podrían confundirse con cuentos mágicos de ficción desarrollándose en realidades alternas y muchas veces en universos paralelos. Cada enseñanza y personaje (real o “imaginario”) iba expandiendo los límites de lo que consideraban posible o real, cambiando, definitivamente, la manera de percibir e interactuar con el mundo, al mismo tiempo que su cuerpo y espíritu iban sanando. Las enseñanzas aprendidas a partir de ese hecho hicieron que ese episodio, muy difícil en su momento, pasara de ser uno de los momentos más aterradores de sus vidas (incluyendo a sus familias y amigos) a una de las mayores bendiciones recibidas. Desde entonces “El Bernie” se convirtió en un aficionado de la vida e incansable explorador de la conciencia personal y general. Gerente de Ingeniería en Aviónica de día, juega a diseñar y a arreglar simuladores de vuelo para, en su tiempo libre, dedicarse a su familia, meditación, Qi-Gong, Medicina Energética (de diversos colores y sabores), sanación, cursos y a escribir.
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6 respuestas a Accesando «La Nada»

  1. Gladys dijo:

    Como siempre te envío una felicitación por la forma tan sencilla como explicas un tema tan difícil de comprender. Pero que a través de la lectura de este tema lo haces sentir tan accesible.
    Espero lograr entrar al mágico espacio «de la nada». Gracias

  2. Paquita dijo:

    Hola Sat Nam!
    Hoy, después de la práctica de Yoga, en la sesión de relajación, intentaré hacer simplemente «nada». Suena fácil verdad?, retaré a mi mente porque eso de «hacer nada» no se le da a mi cuerpo y menos a mi cabeza…. Ya te platicaré mi experiencia.
    Namasté

    • El Bernie dijo:

      Super, te recomiendo que aproximes esto como un juego en lugar de un «reto» para así reducir la tensión que pudiera ocasionar. 🙂 Sabemos a que te refieres.

      Un abrazote y estamos en contacto. Ya las cosas se están estabilizando después de nuestro regreso de México y de China y ya terminé la certificación de la Universidad de Stanford la semana pasada. Te estaré escribiendo en poco tiempo para ponernos de acuerdo.

      El Bernie

  3. carla dijo:

    Jajaja… genial el ejercicio…

  4. Adi dijo:

    🙂 yee! qué buen tema! en un ritmo de vida con una agenda muy llena es un lujo tener un día en el que no hay plan de nada, no quedar en nada con nadie, ni tener nada específico qué hacer, ni nada…dejar fluir lo que venga seguramente deja espacio para sorpresas 🙂

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