En el pedir está el dar

Estábamos cenando cuando mi hija llegó a decirme: ¿verdad que no puedo comerme un dulce?

Es una pregunta interesante, no por lo que se pueda responder, sino por la forma de hacerla. Tal vez está confirmando los límites que le hemos marcado sobre los dulces que puede comer al día, o tal vez ya estaba resignada a que se lo negara, pero el punto más interesante es que la frase está construida ya desde la negativa.

Hay una línea delgada entre pedir y exigir (demandar). La diferencia no está en un "por favor", sino en nuestra disposición a que nos nieguen lo que pedimos. Por eso solemos decir "¿me podrías …?" "¿estarías dispuesto a …?", "¿querrías …?

Pero en este caso pude ver el otro extremo. Ahí donde la demanda no acepta negativas, la pregunta de mi hija llevaba implícita la negativa.

Desde entonces estoy un poco obsesionado con la idea de la forma correcta de pedir las cosas (y con la forma incorrecta).

Dejando de lado la parte no verbal, he escuchado las siguientes pseudo-peticiones:

-Los demás tienen una pelota y yo no
-Nunca me has comprado un ….
-¿Por qué yo no …?

Y estas son sólo las que vienen de una niña de 4 años. Es fácil imaginar las pseudo-peticiones que hacemos a otros:

-La sala está muy desordenada
-Otros que hacen lo mismo ganan más que yo.
-A la vecina siempre le llevan flores.
-Ya nunca salimos
-etc.

¿Cuál es el problema con este tipo de pseudo-peticiones? Que dejan la responsabilidad en las manos del otro, que además de leernos la mente, debe hacer lo que no le hemos pedido (demandado). Además, utilizan como aliado a la culpa. Que me lleven flores por culpabilidad es mejor a que no me las lleven, ¿cierto? Falso. La manipulación por culpa hace mella tanto en el que la utiliza como en el que la recibe, y puede causar reacciones inesperadas en el otro -como enojo o depresión-. Además, este tipo de "peticiones" reflejan una ilusión infantil, como cuando esperaba que Santa Claus leyera en mi mente que había cambiado de parecer en el último momento y ya no era una figura de acción sino un carro a control remoto… en fin, la idea se entiende.

Hacer peticiones directas puede darnos un poco de miedo, pero es necesario en el proceso de hacernos responsables de nosotros mismos. En efecto, no tiene el mismo encanto recibir flores si tu las pediste, pero eso te va a ahorrar muchas decepciones (claro que siempre podrías dejar como un misterio la fecha, o el tipo de flores ;). Pero seguro te sorprenderás de la disposición que otros tienen cuando haces una petición directa (petición, no demanda).

Acerca de JACH

Ingeniero, lector ávido, coach e incansable investigador de la motivación humana. En mi afán por entenderme mejor y al mundo en el que vivo, he pasado por psicoterapia, me certifiqué como coach (o casi, pero esa es otra historia), y actualmente estoy metido con una técnica llamada CMR muy interesante. Suena a cliché, pero he encontrado que el cambio tiene que venir del interior. Pero no sólo estoy entendiéndolo, sino que comienzo a vivirlo... y ese es un proceso que nadie puede hacer por mi.
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