Durante los últimos meses me he encontrado haciendo algunas tareas «mundanas» que, por ser periódicas estaban perdiendo su «valor», estaban pasando de ser novedad a ser «aburridas». Algunas estaban incluso encontrando resistencia interna para ser ejecutadas.
Es ahí donde comenzó la idea de buscar un valor más allá del obvio a las cosas que uno está haciendo. Por ejemplo barrer y quitar la tierra que se acumula en la calle frente a la casa. ¿Divertido? no necesariamente. ¿Será este trabajo importante? En un primer nivel: seguro, la casa se ve más limpia y tiene mejor apariencia. Pero tal vez eso no sea suficiente para motivarme a seguir haciendo esta tarea, al fin y al cabo en unos días o semanas va a estar «igual».
Ahí comenzó la búsqueda de lo que ahora llamo «valor primordial». Después de divagar y buscar por claves me di cuenta que la alcantarilla al lado de la casa tiene un símbolo indicando que esta agua de lluvia desemboca en un río. CLICK!!! Ahí está la entrada a un primer nivel de valor primordial. Al limpiar yo la calle estoy previniendo que tierra y basura tapen la alcantarilla, o mejor aún estoy evitando la contaminación del río. Más profundo, el río alimenta los depósitos de agua que tomamos, hay peces, que eventualmente tienen un vínculo con nuestra alimentación, etcétera.
¡Qué tarea tan importante es limpiar mi calle! Estoy contribuyendo a mantener limpios nuestros ríos, océanos y a preservar la calidad del agua que tomamos. Esto me mantuvo motivado a terminar mi tarea con gusto y orgullo, sin mencionar que me aseguré que estuviera bien hecho.
¿Se dan cuenta que la tarea no ha cambiado? Es la misma, recoger la tierra y basura de la calle. Pero mi percepción de ésta y mi actitud y disposición para involucrarme es totalmente diferente. FASCINANTE.
Te invito a buscar actividades que no te gusten hacer, o que creas que no son importantes y divaga buscando su «valor primordial». Te sorprenderás como tu actitud cambia y las tareas dejan de ser sólo «una carga» para convertirse en algo con sentido.