Esta semana platicaba con un amigo sobre cómo los latinoamericanos seguimos buscando caudillos y de la forma en que esto ha atraído una forma de gobierno específica, que las más de las veces desemboca en una tiranía.
Para mi esto no es más que una muestra más de que el triángulo de la víctima se encuentra presente en todas las áreas de nuestra vida, desde lo micro hasta lo macro. El caso del caudillo también requiere de un villano del cual rescatarnos (por ejemplo, cierto gobernante sudamericano escogió como villano a USA), y por supuesto, requiere de que nosotros creamos que somos víctimas.
En este punto me gustaría dejar claro que somos víctimas por elección. Cuando nos quejamos de que alguien dijo «algo» de nosotros, que no nos quieren, que no nos pagan lo suficiente, somos nosotros los que escogemos esa posición. Estamos tan sumergidos en nuestro punto de vista que aún si las cosas fueran diferentes, buscaríamos de qué quejarnos. Le encontramos un problema a cada solución. Estamos, como me platicaba una psicóloga, sumergidos en la demanda (que es diferente de la petición).
Pero de regreso a la historia del caudillo: mientras estemos esperando que alguien nos rescate estaremos sumergidos en la posición de víctima, renunciando a nuestro poder para disfrutar la vida y para hacer cambios en ella. Necesitamos cambiar nuestra historia de víctima/villano/rescatador por la historia del heroe.
El ejercicio que les propongo es el siguiente: escribe tu historia completamente sumergido en la posición de la víctima. Añade todo el drama posible. Ignora la autocensura que dice que «no deberías sufrir tanto» o que «hay quienes han sufrido más que tu». No te restrinjas.
Una vez que hayas completado tu historia de sufrimiento, ahora reescribela, sólo que ahora adopta la posición del heroe, que ha salido victorioso de la adversidad, siempre aprendiendo algo. Pero cuidado, la historia del heroe puede confundirse con la del rescatador. No son lo mismo. El recatador no se precia a si mismo, y necesita rescatar a otros para sentirse valioso.
Ahora añade tu situación actual a ambas narraciones y observa cómo se ve tu vida. ¿Cuál es el próximo paso que daría (o dejaría de dar) la víctima? ¿Qué es lo que haces tú, el heroe de tu vida?