El diafragma es un músculo que sirve como división entre el pecho y el abdomen. Su movimiento ayuda a la inhalación y exhalación comprimiendo los pulmones o generando espacio. Cuando uno está en peligro o durante periodos de estrés uno tiende a respirar superficialmente, es decir, no llena los pulmones de aire en cada inhalación, en muchos de nosotros esto se convierte en un patrón negativo que es fundamental modificar.
Yo creo la respiración superficial durante periodos de estrés o miedo tiene que ver en tratar de evitar hacer ruido y poder poner atención al entorno. Por ejemplo si a uno lo va persiguiendo y se esconde lo último que se quiere es hacer ruido para que no lo oigan y para poder escuchar cualquier acontecimiento externo. Lo anterior es solamente un creencia personal que no tiene fundamento en ninguna teoría o bibliografía, pero que quiero compartir.
El diafragma, como todo músculo, necesita ser flexible y fuerte, y para ello es preciso ejercitarlo. El ejercicio que se describe a continuación ayuda liberar el diafragma para que puede «moverse» fácilmente y participar activamente en el proceso de oxigenación que es tan importante.
Antes de comenzar el ejercicio pon atención a tu ritmo de respiración, no trates de cambiar nada, solamente date cuenta si estás respirando relajadamente, o rápidamente, si la respiración es superficial, o profunda, etcétera. Esta observación te servirá como base para comparar tu respiración después de haber ejecutado el ejercicio.
Ahora sí a liberar el diafragma:
1 Coloca la mano izquierda abajo de la caja torácica (abajo del esternón tocándolo, y arriba del ombligo).
2 Coloca la mano derecha sobre la mano izquierda.
3 Con las manos planas y sin cambiar de posición presiona los codos (y brazos) hacia tu cuerpo como si estuvieras dándote un abrazo fuerte.
Inhala profundamente y empuja tu cuerpo hacia afuera (como inflándote) al mismo tiempo que tus manos y brazos ejercen presión contra ese movimiento.
4 Contén tu respiración por varios segundos y empuja con tus manos (abrázate) fuertemente.
Aunque no voy a dar un tiempo recomendado para mantener tu respiración puedo decirte que entre más puedas contener la respiración y empujar es mejor.
5 Relaja las manos y respira normalmente.
Repite el ejercicio por lo menos 3 o 4 veces más.
Para finalizar arrastra las manos hacia los costados lentamente, estirando la piel, esto abrirá espacio para que la energía fluya más libremente. Pon atención a tu ritmo de respiración y compáralo con el ritmo de respiración antes de hacer el ejercicio. ¿Qué cambios notas?
Nota: Si tienes cualquier padecimiento de huesos frágiles o condiciones en los órganos internos usa tu criterio, se recomienda no empujar muy fuerte ya que puedes ocasionar una lesión. Este ejercicio, como todos los ejercicios energéticos también pueden hacerse mediante visualización. La efectividad de ellos utilizando visualización dependerá de la habilidad y práctica de la persona que está visualizando.