Ayer en la noche estuve reflexionando un poco a cerca de mi caminar por la vida. He oido tantas veces la frase ¡Qué interesante está! pero, en estos momentos no tengo tiempo, o no me alcanza el tiempo, que hoy en la mañana decidí experimentar «el caminar» de manera diferente por la vida.
Tomé a mi hijo lo subí a la mochila y me salí a hacer ejercicio, mmm no, a meditar, mm no, a interactuar con otras personas, mm no, a convivir con mi hijo, mm no, a hacer ejercicios de percepción, mm no, a disfrutar del calor de Miami, mm no… bueno en realidad hice una malteada con todos los ingredientes anteriores. Salí a caminar por las calles abierto a toda posibilidad y a ver que pasaba.
La primer cuadra fue la cuadra de la percepción, qué verde se veía el pasto, las palmeras estaban bailando con el viento, había formas y colores en la banqueta e incluso ví en el edificio de enfrente unas caras de piedra a relieve en la pared que no había visto antes. Llevamos caminando por aquí ¡más de 5 meses!!! y no las había visto. Qué impresión darme cuenta que a pesar de que salimos a pasear y a caminar seguido por estas calles aún así no me había empapado del entorno, ni disfrutado de tantas cosas que llamaron mi atención en esta corta caminata.
La segunda cuadra fue dedicada a la respiración así que sin perder el enfoque de contemplar el exterior e interactuar con él también me enfoque en como mis pulmones se inflaban y desinflaban, cada vez más libremente. Mi mente poco a poco dejó ir las preocupaciones y se relajó.
Para la tercer cuadra me sentía totalmente diferente y decidí compartir esto con la gente. A cada persona que veía le sonreía y le deseaba un gran día. Había quien respondía amablemente, otros no hacían contacto con los ojos y sólo meneaban la cabeza, hubo un par que me ignoraron totalmente. Muy interesante pensar que cada uno de ellos está creando su propia historia, sólo algunos me dejaron jugar un papel de extra en su historia del día de hoy pero aún así quiero pensar que provoqué algún cambio en más de una persona.
Seguí con este ejercicio por unos 10 minutos asombrado por todas las diferentes reacciones. Me imaginaba qué pensaban las otras personas al recibir este saludo inesperado. Luego lo dejé ir.
Caminamos otro par de cuadras siguiendo a las palomas y disfrutándo de la emoción que estos animales voladores causan en David. Después vimos unos perros que le encantan, unas esculturas y más pasto, ahora el pasto ya no era sólo una mancha verde en el piso, tenía relieves, diferentes tonalidades y cada hoja aportaba su propia personalidad. Wow ¡Qué diferente manera de caminar, disfrutando e interactuando con mi alrededor!
En eso, sucedió, mientras estabamos admirando la caída de agua en una fuente recibí lo que había estado regalando. Un señor en bicicleta pasando por la calle, se paró, volteó a vernos, nos sonrió y nos deseó un gran día, para después seguir su camino y perderse entre los coches y palmeras. No puedo negar que me causó asombro, y me tomó desprevenido. Estadísticamente ¿Cuál es la probabilidad de que lo anterior haya ocurrido el mismo día que estaba yo haciendo esta interacción con otras personas? No importa. Para mí fue una respuesta a lo que estaba haciendo, claro que ustedes pueden opinar diferente ya que, después de todo, cada quien crea su propia historia.
Seguimos caminando y disfrutando de los colores, los edificios y las sombras. Era tiempo de regresar. Al caminar de regreso me encontré un kiosko cuadrado y pues tenía que subir y pararme en el centro. Al estar ahí, en el centro, empecé a pensar en gratitud y me enfoqué en sentirla en todo mi cuerpo, Es increíble poder estar en Miami caminando con mi hijo y disfrutándo de este día. (Aunque pudiera estar molesto por tanto calor y la humedad. Es parte del paquete y se disfruta por igual, simplemente una elección más de cómo responder al exterior).
Después de unos minutos abrí los ojos y no van a creerlo… el señor de la bicicleta estaba ahí nuevamente, nos sonrió para después pedalear y desaparecer nuevamente. ¿Lo viví? ¿lo soñé?, ¿sí estaba ahí viéndonos nuevamente?, que alucín. Puedo (y quiero) pensar que algo cambió en mí a partir de ese momento en el kiosko. (Tal vez sólo mi percepción… no lo sé, y no importa).
Durante las últimas 3 o 4 cuadras, las personas sonreían conmigo sin necesidad de yo «iniciar» el intercambio. Unos taxistas estaban riéndose y me desearon un muy buen día. Y, la viejita con la que empecé el experimento, que estaba sentada tomando un café (supongo) y que hace unos minutos volteó la mirada evadiendo el contacto visual, esta vez, decidió regalarme una sonrisa.
¡Qué manera de empezar el día! Esta caminata bien pudo haberse llevado a cabo del estacionamiento a mi trabajo, o cuando vamos a hacer super, o a la tienda, o incluso manejando al trabajo (pero sin dejar de poner atención al manejar) en los altos, por ejemplo. Realmente no se necesita de «más tiempo» para dedicarlo a uno, a conocerse mejor y a sentirse mejor. Sólo es cuestión de encontrar los momentos adecuados y decidir «Estar Presente» y aprender a convivir con uno mismo.
amigo! me ha encantao este artículo, total transmites la energía con la que lo escribiste 😀 gracias por compartir la mágia! la sensibilidad humana es mucho mayor de lo que nuestros atosigados sentidos parecen mostrar, basta con guardar «silencio» para percibir y responder a la sonrisa interior que alguien lleva 🙂
Les cuento un ejercicio precioso en el que participé hace unos días. 2 personas que casi no se conocen se ponen frente a frente mirándose a los ojos y toman turnos para «alabar» al otro, no se trata de hacerle la barba a nadie, jaja sino de reconocimiento…. me sorprendí de la cantidad de cosas que se pueden alabar entre personas que no se conocían! el hecho de estar allí, de estar perfectamente constituído de órganos y tejidos, del brillo de los ojos atentos, etc. Y ahí fue muy natural que después de la alabanza viene la gratitud y con ello el amor… aish! qué bonito! ese caminito se parece a lo que vivieron David y vos en su paseo 😀 les mando un abrazote a todos.
aaah se me olvidaba comentar que coincido en lo lindo que es abrirse a lo que venga, sin plan, sin objetivo, sin expectativa.. ahí también tiene lugar la magia 🙂
Leyendo tu comentario me acordé de un ejercicio que es buenisimo practicar en pareja.
Cada noche se sienta uno con su otra media mitad.. y se hace un intercambio de gratitud.
Cada uno le dice a la otra persona 5 motivos por los cual el día de hoy le da gracias por compartir con el ese día.
Por ejemplo: «Gracias por el chiste tan bueno que me contaste», «gracias por compartir el desayuno conmigo», «Me encantan tus ojos»,
«gracias por tu paciencia» etc… y luego es el turno de la otra persona.
Al principio no es tan sencillo encontrar 5 cosas por las que ese día uno da gracias. Tal vez tenga que ver porque normalmente nos enfocamos en lo negativo, No lo sé, pero después de unos días es difícil solamente decir 5 cosas.
Por cierto también se puede hacer individualmente agradeciendo por cosas buenas que pasaron durante el día. No tiene que ver con religión simplemente se puede ver como un agradecimiento al Universo, a Dios, a la Madre Tierra, o a Uno Mismo.
El ejercicio poco a poco cambia nuestra atención a todos los detalles positivos que nos pasan y que pasamos por alto o los damos por hecho.
Con ésta vivencia me doy cuenta qué tan importante es no perder la capacidad de asombro que desaparece cuando todo cae en rutina.
Súper interesante la Página y que además puedan cambiar un poco la vida de las personas, al hacer lo cotidiano extraordinario.
Muchas gracias por tus comentarios, esperamos que nos sigas visitando y comentes tus experiencias con nosotros. 🙂 Un saludote.