Mucha gente camina por el mundo con la atención puesta en el entorno. Cuando vamos en el coche, aunque no vayamos manejando, vamos viendo el paisaje, los coches, las personas.
En el trabajo nuestra atención se fija en las actividades que estamos haciendo, ya sea que estemos enfocados en tareas físicas o que nos pasemos la mayor parte del tiempo enfrente de una computadora. Estando en juntas la atención está en lo que el moderador o las demás personas están diciendo. Salimos del trabajo y ya tenemos los planes para salir con los amigos y tratar de permanecer rodeados de otras personas para evitar el momento de estar en casa solos, con nosotros mismos.
Cuando estamos en casa pareciera que hiciéramos todo lo posible por no escuchar esa delicada y sutil voz interna… en lugar de eso preferimos «escuchar» la radio o la televisión. ¿Realmente estamos escuchando la radio? o ¿será que el propósito inconsciente o consciente de esa ¨música» de fondo es apaciguar el deseo innato de una comunicación «intra-personal»?
Nos quedamos hasta noche haciendo actividades hasta que estamos agotados para ir a dormir y caer como piedras, pareciera que supiéramos que esto es una técnica infalible para evitar ese preciso momento que estamos entre dormidos y despiertos, con un silencio tal que, si ponemos aunque sea un poco de atención, podríamos convivir y aprender de uno mismo.
¿Por qué pareciera que tenemos miedo a estar con nosotros mismos? ¿Será tan fuerte lo que tenemos que decirnos que no queremos escucharnos? ¿Será un comportamiento enseñado de generación en generación o un comportamiento aprendido?
Te invito a que hoy en la noche, antes de ir a dormir, estires tus manos para tratar de alcanzar las estrellas, respires profundo y tranquilamente, poco a poco dejando ir el ajetreo del día y vayas a acostarte con la intención de escuchar la historia que tú mismo tienes que contarte.
Tienes razón. Incluso al intentarlo, las voces de «Qué voy a hacer de comer mañana?, o que son los pendientes que tengo?, cómo puedo resolver esto?», etc. juegan sucio en este intento por escucharnos a nosotros mismos. Darnos un tiempo a nosotros mismos es de lo más importante para no perdernos en la vida ajetreada que tenemos.
Hoy dejare media hora de checar mi correo para escuchar qué me tengo que decir, quizá sea algo importante, estoy segura de que sí.
Hola Bernie,
Anoche hice el ejercicio que propones. Fue de una sencillez increíble, pero los resultados me parecieron también increíbles: al estirar mis manos hacia las estrellas sentí como se alargaban más y más. No se bien como explicarlo, pero me sentí parte del todo, tranquilo. Creo que el único pensamiento que interrumpió el sentimiento fue «¿cómo le explicaré esto al Bernie?»
Estaré al pendiente de los ejercicios que propongas!
Es alentador caminar por este texto que nos confronta con una realidad presente en nuestra vida. Efectivamente, nos evadimos de nosotros mismos, avanzamos por la vida enajenados y despersonalizados. Pero tú nos confrontas suavemente y abres una luz de esperanza en la vía hacia el conocimiento interior. El ejercicio final nos invita al cambio, al autoconocimiento y llegar hacia las estrellas y sentirlas es grandioso. Gracias. Lyvidy
Hola! de verdad que el contacto con ese «silencio», «nada», «todo», «esencia» -o como cada quien le llame- es muy poderoso. Estoy descubriendo que mantener esta conexión más consciente y constante (ojalá que logre mantenerla cada vez más tiempo) me lleva a tener sueños increíbles con más frecuencia. Lo que he notado es que nada más abrir los ojos y despertar un poco mi mente empieza a escabullirse y a calificar a dichos sueños, cosa a la que procuro no poner atención porque les quita el encanto y nubla la enseñanza que pueda dilucidar de ellos. Ná, les mando un abrazote.
Adi que chido. Lo importante es que una vez que uno logra el contacto o la comunicación con esa parte muchas veces «dormida» de uno
comienzan cambios interesantes en la vida de uno (o tal vez uno se da cuenta de ello no sé). Empieza a haber lugares de estacionamiento
abiertos en sitios que normalmente era difícil encontrar un lugar, personas comienzan a hablarte en la calle aleatoriamente, a veces
tal vez en busca de ayuda, pero otras veces te proporcionan información que estabas buscando (o confirmación) etc. El caminar por la vida
se convierte en algo muy loco y lleno de «sincronías». 🙂